sábado, 16 de abril de 2011

Mis candidatos al Congreso: Junín

Karen Ulloa Meza

En las elecciones de este 10 de abril se escogerán a 130 de más de 1600 candidatos congresales (además del presidente y los representantes al Parlamento Andino)[1]. Cada partido político, en cada departamento o circunscripción electoral[2], vive su propia competencia[3]. Cada candidato al Congreso lucha por ser él más visible o representativo: los paneles o gigantografÍas, la participación a través de los medios de comunicación, el uso de las redes sociales, entre otros, muestran el mejor rostro de quienes a través de un conjunto de códigos y signos buscan instalarse en la memoria semántica del elector.
En este contexto, la Ley Orgánica de Elecciones (ley Nº 26859), prevé la elección de congresistas bajo el sistema de Distrito Electoral Múltiple (DEM), esté sistema permite la aplicación del doble voto preferencial opcional, a excepción de los distritos electorales donde se elige menos de dos congresistas, en cuyo caso dispone un solo voto preferencial, ejemplo Madre de Dios. Con el sistema de DEM se busca garantizar la representación de todos los departamentos en el Congreso (de ahí la aplicación del criterio mixto; que combina la distribución territorial y poblacional).
En este sentido, se ha debatido en el Congreso sobre la libertad que tienen los partidos políticos de presentar candidaturas de personas que no son naturales de la circunscripción en la que se presentan, sin embargo no se ha logrado plantear alguna propuesta que logre satisfacer la demanda de representación. Está licencia facilita que muchos aspirantes al Congreso puedan postularse, sin que ello pueda significar algún conocimiento real de las necesidades o pueda articular un trabajo posterior junto con las organizaciones departamentales.
El departamento de Junín, por supuesto, no es ajeno a este proceso electoral. Es un distrito electoral al que le corresponde 5 escaños, lo que significa que entre las once listas inscritas para el Congreso[4] tenemos 55 candidatos disputándose la representación de esté departamento.
De acuerdo las declaraciones juradas de vida de los candidatos presentadas al Jurado Nacional de Elecciones, existen casos de algunos aspirantes al Congreso (amparados en la ley) que no son naturales del departamento. Hay otros, que no consignan haber trabajado o vivido antes en el departamento, más aún hay casos de candidatos que han ocupado cargos de elección popular en otros departamentos, hecho que sin duda puede cuestionar su representación en una posible victoria. Como ejemplos se pueden citar: a Ricardo Duarte candidato de la Alianza por el Gran Cambio, es nato de Junín pero  consigna 40 años de residencia, formación académica y experiencia laboral en la provincia de Lima, ha ocupado dos veces el cargo de regidor (en Ancón y Miraflores) o el caso de la Ruth Quispe candidata del partido político Gana Perú, es nata de Apurímac, tiene un año de residencia en Junín y consigna formación académica y profesional en la ciudad de lima y otros lugares. Es así que si tomamos como referencia las declaraciones juradas podemos tener grandes reparos a la hora de hacer uso del voto preferencial.
Por otro lado, siguiendo con las declaraciones juradas, existen datos que merecen tenerse en cuenta. La experiencia política y laboral de los candidatos, es importante para prever candidaturas improvisadas y nuevas incursiones en la política. En Junín, hay experiencias laborales que distan del espacio político, pero también existen candidatos que ostentan experiencia en cargos de elección popular o cargos políticos, situación que prevería cierta orientación en el Congreso.
La variable patrimonial y de ingresos económicos es también indispensable, ya que existen -candidatos- desde aquellos que tienen el perfil de prominentes empresarios, otros con cargos modestos y muchos que no consignan empleo actual o algún ingreso mensual, de estos últimos hay quienes además consignan deudas significativas. Como ejemplos se pueden citar los casos: de Fanny Cárdenas candidata de la Alianza Solidaridad Nacional quien no consigna ingreso mensual actual y tiene una deuda hipotecaria de 69 000 soles o la candidata Sonia Reynoso candidata de la Alianza por el Gran Cambio quien consigna dos acreencias de 30 000 y 20 000 soles, no consigna ingreso mensual actual. Si partimos bajo la lógica, que las campañas políticas son costosas, supondríamos que sólo algunos candidatos están en condición para el despliegue de su campaña, hay otros (la mayoría) que tienen que proporcionar sus limitados recursos. Pregunta ¿sí usted tuviera la oportunidad de disputar un cargo político como el congresal se aventuraría hacerlo sin un capital económico considerable? O ¿Cómo haría para desplegar una campaña política sin recursos económicos tangibles?
Lo expuesto trata de explicar algunas de las variables que los electores utilizan frecuentemente a la hora de escoger un candidato. Interrogantes que muchas veces los desaniman y terminan confundiéndolos, o los cansan. Preguntas que al final (el día de la elección) buscan contestarlas con interrogantes frecuentes: ¿lo conoces?, ¿en qué trabaja o en qué trabajo antes?, ¿de dónde es?, ¿en qué me beneficia sus propuestas?...etc. 

* Nota anecdótica de las declaraciones juradas: los cinco candidatos del partido político Fuerza Nacional han consignado como tiempo de residencia: “alquiler, casa propio, casa propia y casa familiar”, de otro lado la candidata Enma Espinal de la Alianza Electoral Perú Posible registra educación primaria y segundaria “no concluidos”, sin embargo consigna título universitario y estudio de posgrado. Visiblemente estos datos son ser parte de un penoso descuido.



[1] Se han inscrito 11 partidos políticos para la elección presidencial, y 13 partidos políticos para la elección congresal y para el Parlamento Andino.
[2] Es un conjunto de electores que forman una base electoral y que generalmente se delimitan a través de una unidad territorial, los votos de estos electores constituyen la base para el reparto de escaños a los partidos políticos.
[3] Los partidos políticos no están obligados a presentar candidaturas en todas las circunscripciones electorales
[4]El partido político Justicia, Tecnología, Ecología, no logro inscribir su lista de candidatos en este departamento.

Fraudes y clientelas: Una reflexión del sistema electoral de la UNMSM

Policarpo Ccanre Salazar

El presente artículo es una reflexión  sobre una serie de problemas que se evidencian  en mayor medida en épocas electorales, donde ha de escogerse a las autoridades como el rector, los decanos y representantes de profesores y estudiantes, en la Universidad  Nacional Mayor de San Marcos(UNMSM). Problemas como:  los fraudes , las clientelas[1],la falta de legitimidad de las autoridades, el desgobierno, el desorden, y por último, la compra de votos, que en suma son una barrera para que se consolide la institución en el cumplimiento de sus fines, beneficiando la sociedad.

Estos problemas en la actualidad son vistos como algo común, y que a través del tiempo se han ido legitimando por la práctica entre autoridades, profesores y estudiantes a excepción de algunas personas. Por ello, la óptica que se impuso  a lo largo de estas décadas, en la administración y funcionamiento de la Universidad, está cargada de todos estos aspectos, que a nuestro punto de vista impiden el desarrollo y la consolidación de una institución trasparente y democrática, cuyo fin debe ser formar profesionales, fomentando la investigación en cada uno de sus áreas.

¿Qué condiciona a que se siga reproduciéndose todos estos problemas, en la praxis de las personas que intervienen  en la dirección de la Universidad, sobre todo en épocas electorales? Es difícil responder  a la pregunta, pero debe haber algo que nos permita explicar esta dinámica, y que a la larga sean vistos como algo convencional, “aceptado” por todos. De la misma forma seria interesante entender esta dinámica conflictiva en tiempos electorales donde ésta se agudiza. En el intento de explicar  todo ello, encontramos múltiples factores[2], sin embargo, sólo nos vamos a referir a uno de ellos por la brevedad del artículo. Creemos que una de las causas de estos problemas surgen como producto del sistema electoral, el mismo  que condiciona la forma de organización administrativa y la elección de autoridades en la Universidad.

La elección  de las autoridades en la UNMSM es a través  del sistema electoral  indirecto, esto significa que todo el proceso electoral se lleva en diferentes elecciones: primero, las elecciones estudiantiles; segundo, la elección de los decanos en los Consejos de Facultad, y por último la elección del rector. En estas tres etapas se van depurando tanto a los electores como a los candidatos. Las elecciones en las facultades son inclusivas porque los estudiantes participan directamente en la elección de sus representantes. Sin embargo, son excluyentes en las dos etapas posteriores. Es decir, en la elección de los decanos, y como punto culminante, en la elección  del rector. Este mismo sistema indirecto, de acuerdo a nuestro punto de vista, es uno de los múltiples factores que condicionan los problemas indicados, ya que la elección del rector y los decanos de cada Facultad, al tratarse de indirectas, necesariamente conllevan a la existencia de alianzas, para lo cual deben mover sus redes clientelares, negociándose de por medio intereses personales más que institucionales. Así, no sólo se evidencian las clientelas, sino de la misma forma se dan los fraudes electorales. Y para este caso citemos como ejemplo el hecho que ocurrió en las elecciones de los miembros para la Asamblea Universitaria que se dio en mayo del año 2010.
Luego de llevarse la elección, al día siguiente de la misma, se denuncio que el Comité Electoral de la UNMSM pretendía imponer un fraude, al dar como ganador a la lista Nº5 (Frente Unidos) frente a la lista Nº1 (Acuerdo Institucional) que según el conteo general del día de la elección,  habría obtenido mayor votación. De la misma forma, uno de los hechos que se muestran por la práctica de este sistema indirecto, es lo ocurrido en la facultad de Ciencias Sociales posterior a las elecciones generales de mayo. Pasado las elecciones estudiantiles, a través de un Consejo de Facultad se eligió a un decano, el sector estudiantil que perdió en las elecciones estudiantiles mostró su desacuerdo total  con la elección del nuevo decano, promoviendo así un referéndum entre los estudiantes, donde se eligió otro ganador, generándose así un desgobierno y un caos total. Luego el Comité Electoral a través de una serie de observaciones, hace que destituían al decano elegido en Consejo de Facultad, nombrando después el rector como decano interino al profesor más antiguo de la Facultad, el mismo que  había resultado ganador en el referéndum  estudiantil.
Al ocurrir ello el decano “legitimo”  no dejó su cargo, aferrándose más a éste y dándose al final,  una duplicidad en la conducción de la Facultad, es decir existían dos decanos a la vez. ¿A qué se debe todo ello? a la elección indirecta .Ya que  el intento de hacer referéndum era una clara muestra  que la elección del decano debe ser en voto universal y directo, segundo, si la elección del decano fuera directa y universal no hubiera sucedido tal desgobierno, por el contrario la elección del mismo, generó todo esta coyuntura. Además a todo ello se agrega las alianzas frágiles de momento, y la poca legitimidad  de los tercios estudiantiles; al mismo tiempo  los intereses de grupos de estudiantes que se juegan apoyando sus candidatos respectivos. En este sentido una explicación sería que esta elección en dos etapas; en caso de los decanos, además de no permitir la universalidad y el voto directo, condiciona  la proliferación  de alianzas, clientelas etc., ocasionando todos los problemas. En suma, todos estas complicaciones condicionados por el sistema electoral indirecto, conlleva al desgobierno, el desorden, la pérdida de legitimidad de las autoridades, y al caos, que evidentemente son los grandes males de las universidades y otras instituciones del Estado.
Sin embargo, este sistema electoral indirecto no es un caso específico de esta  época, ya las elecciones presidenciales en el Perú hasta  finales del siglo XIX se regía por ello. De la misma forma, este sistema traía consigo una serie de problemas que para la época se denominó como los defectos del sistema indirecto. Y para tener más claro este punto, creemos conveniente recordar, cómo era este proceso, con la intención de mostrar  lo parecido, sobre todo en la forma y no en el fondo. Para el historiador Cristóbal Aljovín[3], el sistema electoral del siglo XIX, hasta la reforma electoral de 1896, se  definía en tres etapas: primero las elecciones se definía a nivel parroquial, donde  la participación de los electores era inclusiva y de amplia base, el  segundo  se definía a nivel de provincia y  por último en la Junta de Calificaciones, es decir el Congreso. En todo este proceso de diferentes elecciones, se va depurando la participación de los candidatos, pero sobre todo de los electores, por una serie de criterios.
A esta forma de elegir se lo ha denominado  como elecciones indirectas, y según el autor mencionado y otros,  este sistema condicionaba la existencia de algunos defectos negativos, a saber: las listas dobles (duplicidades), fraude en las elecciones, violentas batallas por el control de las mesas de sufragio, convirtiéndose todo ello, en un problema de carácter nacional, donde las elecciones del presidente se definían en un medio de violentas  batallas.
Ahora, si empleamos un procedimiento comparativo se pone en manifiesto, que son hechos marcadamente diferentes,  y que a cada uno  de ellos les corresponden espacios y contextos no semejantes. Sin embargo rescatamos lo parecido en la forma del sistema indirecto, de ahí que nuestro interés es mostrar, así como en el siglo XIX el sistema electoral indirecto condicionaba problemas, hoy en pleno siglo XXI  la práctica de un sistema indirecto, sigue generando problemas en espacios  como las universidades. Y a  sabiendas que éste  en el siglo XIX no había funcionado, y por el contrario generaba condiciones para que se den los problemas, y que se había resuelto en cierta medida con una reforma electoral, hoy nos damos cuenta que la puesta en marcha del mismo sistema sigue generando  defectos enumerados como problemáticas, al inicio del presente. Sin embargo, seguimos utilizando el mismo sistema electoral, y al parecer seguirá por mucho tiempo más, porque lo contrario implicaría tocar los cimientos del status quo establecido en San Marcos y otras universidades. Por tanto,  así como en las elecciones del siglo XIX el sistema indirecto traía consigo una serie de problemas, hoy la práctica de la misma, dentro de las universidades sigue acompañado de problemas. Convirtiéndose ésta  en un sistema arcaico, donde encontramos el origen de los defectos, cuyas reglas de juego a nuestro parecer se deben cambiar, para universalizar  y ampliar la masa electoral en la elección del rector y los decanos. De ahí, que el historiador y ex-rector de la Universidad Manuel Burga planteaba en una entrevista el voto universal, y  a lo indicado por el historiador, se debe establecer también el voto directo, para eliminar aunque sea en menor medida estos defectos que se convierte en uno de los problemas más frecuentes  que   tienen las universidades.  Un nuevo sistema electoral, con amplia base en la elección del Rector y los decanos, estableciéndose el voto universal y una elección directa, donde el nuevo sistema de elección evite “intermediaciones que terminan en la venta de votos y manipulaciones[4]



[1] Las clientelas  se entiende como el intercambio de favores, donde participan siempre más de un actor.
[2] Nos referimos a la falta de mecanismos de fiscalización y sanción. La corrupción en el sistema mayor de la sociedad peruana es decir en las prácticas y relaciones concretas entre los actores.
[3] Véase. “Sufragio y participación política: Perú 1808-1896”, en Historia de las elecciones en el Perú. Estudios  sobre el  gobierno representativo, ALJOVÍN DE LOSADA, Cristóbal, LÓPEZ, Sinesio  (ed.) Lima, IEP,2005.Pág.19
[4] La República. Lunes 21 de Junio del 2010. Pág. 4. Entrevista  a Manuel Burga.

Un muro de papel

Manuel Calla Apolaya

Hace poco tiempo acudí a la Corte Superior de Justicia de Lima (ex Ministerio de Educación), la cual está ubicada en la intersección de las avenidas Abancay y Colmena, junto al parque universitario. Llegué allí con la finalidad de poder observar los murales que se encuentran en el interior de dicha institución. Mi único objetivo, a raíz de conocer su existencia, era observarlos y, si era posible, fotografiarlos. Sin embargo, lo que constaté, ante mi asombro e insatisfacción, fueron las constantes trabas que se sobreponen en el camino para lo que creí sería una grata experiencia visual.

A mediados del siglo XX, en pleno gobierno militar de Manuel A. Odría (1948 – 1956), y dentro de un programa de reformas que tenía como prioridad el aspecto educativo, la técnica artística del mural[1] tuvo una importante presencia en los espacios institucionales creados bajo las directrices políticas del oficialismo. Basta con mencionar las extraordinarias obras murales que se realizaron en las llamadas Grandes Unidades Escolares, o las que se exhibieron en los distintos ministerios públicos. En este sentido, la propuesta del gobierno de turno era mostrar la monumentalidad de las obras públicas (como las mencionadas Unidades Escolares, las Unidades Vecinales, los proyectos de justicia social a partir de la construcción de espacios públicos, etc.) teniendo en su interior diversos murales que reforzaban la idea proyectada en la infraestructura. De esta manera, se articulaba la obra pública (y monumental) con la obra artística (el mural), permitiendo copar la atención de la gente en función de los nuevos lineamientos perceptivos sobre la realidad cambiante (y, dentro de la propaganda política difundida, enrumbada hacia un futuro alentador) que intentaban forjar Odría y sus seguidores, todo ello motivado por la real transformación que sucedía en la esfera social peruana, limeña por lo menos.
Es importante anotar que en ese tiempo la arquitectura empezó a vincularse con las artes plásticas (sobre todo la pintura), lo que significaría, al final de cuentas, y dentro de las nociones modernas de la arquitectura de entonces, dar importancia al mural como complemento y soporte simbólico del edificio público.

Vayamos al caso de interés. El Ministerio de Educación fue construido entre 1953 y 1956. En su interior alberga una serie de murales que fueron diseñados por artistas plásticos comprometidos con la temática que exhibía la infraestructura y el programa reformador de Odría: transformar la educación nacional. Para ello, además de hacer uso de la materialidad monumental, como el propio ministerio atestigua, era importante mostrar en el mural lo que la escritura en el papel dicta oficialmente. Así, la exhibición pública de los murales, como “La Educación en el Perú” o “Síntesis de la Educación” (1955 – 1963) del artista Teodoro Núñez Ureta, “Educación artística” (1954) de Carlos Quispes Asín, y “La Educación rural” de Enrique Camino Brent, por citar algunos, representó, dentro de una estrategia simbólica que buscaba acaparar los sentidos mediante la imagen plástica o la arquitectura deslumbrante, la forma visual de llevar a cabo un programa que en su dimensión escrita involucraría a una minoría.

Es innegable que el uso de la imagen (la exhibición de un mural) permite una diversidad de perspectivas por parte del público que se detiene a apreciarla. La puesta en marcha de la imaginación es infinita, exista o no una temática que el artista haya intentado plasmar, lo que permite entender, en la propia singularidad del que observa, y dentro de la pluralidad de significados que proyecta un mural, el asunto expuesto en la obra. Así, los murales, y su exposición pública, fueron un imprescindible canalizador, dentro de la diversidad perceptiva del público, de las reformas educativas llevadas acabo por el gobierno Odriísta.

Actualmente, querer apreciar dichos murales, que aún se conservan en buen estado, resulta una interminable visita a incontables oficinas administrativas, solo para que, al final de la pugna, no te permitan observarlas, mucho menos plasmarlas en fotografías. Con un poco de suerte, sería posible hacerlo en diez minutos. El argumento formal por el cual se niega la visualización (sobre todo con fines académicos) de los murales es siempre el mismo: razones de seguridad.

Es penoso constatar como los murales mencionados, que en su origen eran puestas a la vista del público, ahora terminen siendo obras casi inaccesibles para el que desee observarlas con detenimiento y paciencia. Lo que se prioriza es el tramite documentario que se realiza en dicha institución, siendo el fin principal por el cual el público tiene permiso de ingreso en su interior. Si solo se desea apreciar las obras que contiene el edificio, es casi seguro su impedimento.

No hace mucho otros murales que fueron pintados por reconocidos artistas peruanos en las Grandes Unidades Escolares, por el programa de remodelación que lleva a cabo el Ministerio de Educación a través de la Oficina de Infraestructura Educativa, han sido destruidos desconsideradamente, a pesar del valor artístico que contienen. Sería importante revalorar los murales que se encuentran en el Poder Judicial (y también los que se realizaron en otras instituciones) difundiendo al público su existencia y permitiendo su apreciación a quienes conocen de ellos, dejando de lado la antesala del papeleo como pretexto innecesario.



[1] “El muralismo es una técnica en la cual se realiza una pintura sobre un muro o se aplica al mismo. Dicha tendencia artística consiste en la utilización de grandes superficies murales como soporte de la pintura, del mosaico, etc.” (Diccionario Enciclopédico Ilustrado Larousse. Tomo IX, 2005). Este tipo de técnica artística permite poner la obra de los artistas al alcance del público. Además, una de sus características es la expresión plástica cargada de un contenido ideológico, articulada con la ingeniosidad del artista.


La promesa incumplida

Erick Huamán Córdova

Entiendo por partido político una organización que busca aspirar al poder político de una sociedad teniendo como finalidad que éste sirva de canal de representación de los diversos sectores sociales. Para lo cual éste se organiza de una manera jerárquica donde existen dirigentes, cuadros políticos, militantes, simpatizantes y bases en todo el país. 

La existencia de Partidos en el Perú viene desde su fundación como república. El APRA es la organización de una larga trayectoria y el único de todos los partidos  que logro convertirse en un partido de masas. También existen otras organizaciones que tienen una presencia medianamente prolongada, son los que surgieron en la década del 50, que a diferencia del Apra estos nunca lograron convertirse en una organizaciones de masa, solo llegaron a ser partidos medianos con importantes cuadros políticos.

¿Qué factores permitieron el surgimiento de estas nuevas organizaciones políticas a finales de la década del 50? Un nuevo escenario político se abre camino, la búsqueda de una representación de sectores sociales que antes de esta década no tenían ninguna posibilidad de reconocimiento político, la democratización del sistema político del país.

  1. El periodo de 1956 a 1968 expresa una privilegiada coyuntura. Al caer la dictadura de Manuel Odria y la convocatoria a elecciones genera un ambiente favorable. Se reordena el sistema político pasando de un sistema sin competencia y libertades democráticas a  otro  de semicompetencia y cierto reconocimiento de libertades políticas y civiles[1].

Ya durante el gobierno de Prado se impulsan reformas al sistema electoral que promueven una mayor competencia electoral y se vive un relativo ambiente de libertades democráticas. Aprovechando estas libertades diversas organizaciones sociales como asociaciones, clubes, sindicatos y otras intenten tener una representación política a través de organizaciones de carácter político.

Surgen nuevos partidos políticos que representan a diversos sectores de la sociedad como el Partido Demócrata cristiano, Acción Popular, Movimiento Social Progresista, y otras organizaciones socialistas, que venían de rupturas ya sea del Partido Comunista Peruano o del Partido Aprista Peruano. Del cual se nutren de nuevos actores políticos ya sean  universitarios, profesores, obreros, campesinos, etc. 

  1. Otro elemento que puede ayudarnos a comprender el surgimiento de estas incipientes organizaciones políticas es la composición y ligazón social de estos durante las elecciones. En la elección de 1956 solo participaron tres partidos políticos, de los cuales todas tenían importantes acuerdos con la oligarquía. Sin embargo el Apra y el Partido Comunista no participan debido a que fueron considerados como partidos internacionales. Y durante las elecciones de 1962 de los siete partidos cinco son organizaciones recién construidas, salvo el APRA y UNO que tienen recientes inscripciones aunque con viejos actores políticos, y durante las elecciones de 1963, participan cuatro partidos políticos donde el ganador es un partido que se nutre de las nuevas clases medias. 

Elecciones Generales  de 1956
Votos
Elecciones generales de 1962[2]
Votos
Elecciones generales de 1963
Votos

Movimiento Democrático  Pradista (MDP) 
45%
Partido Aprista Peruano (PAP)
33%
Acción popular – Democracia cristiana (AP-DC)
39%



Acción Popular (AP)
32%

Frente de Juventudes
Democráticas (FJD)
36%

Unión Nacional Odriista (UNO)
28%
Partido Aprista Peruano (APRA)
34%

Unidad Nacional. (UN)

17%

Democracia Cristiana (DC)
2.9%
Unión nacional odriista (UNO)
25%

Movimientos Social Progresista (MSP)
2%
Union Popular Peruana (UPP)
1.1%

Partido Socialista Peruano (PSP)
1%



Frente de Liberación nacional (FLN)
0.5%


  1. A mayor apertura política, como en las elecciones de 1962, la situación se desborda ganando las elecciones una organización que proclamaba un discurso y una actitud antioligárquica como el APRA. Y es esta actitud la que pone en crisis a los partidos tradicionales oligárquicos y su sistema electoral restringido que pierde legitimidad. Tanto las organizaciones sociales como sindicatos, sectores de la iglesia, y el ejercito buscan expropiar el control político a la oligarquía e iniciar reformas y políticas de redistribución.   

Las movilizaciones campesinas y su reivindicación de reforma agraria amenaza el orden institucional. En la ciudad, los obreros, empleados y sectores populares atacan la coalición dominante –la convivencia de Prado y el APRA- y, además, empezaron a constituir los primeros partidos de izquierda revolucionaria, influenciados por la revolución cubana. Las universidades rápidamente asumieron una actitud antioligárquica, antiimperialista y socialista. A su vez, fueron los primeros espacios de experimentación de las nuevas corrientes políticas.   

La coyuntura mencionada, es una etapa de transición entre un Estado oligárquico y un Estado democrático y moderno. Este último articula una sociedad civil que se va fortaleciendo, la cual obliga a los gobiernos a no solo basarse en la violencia institucionalizada para mantenerse como tal, sino a buscar un consenso como mecanismo de legitimación. Aunque  esto no siempre funcionó porque los  nuevos actores políticos presionaban por mayores libertades políticas, tenían fuertes demandas sociales y buscaban articularse con organizaciones políticas que cuestionaban las bases mismas del sistema político.



[1] En las elecciones Generales de 1956, no existió plena competencia debido a que fueron vetados el Partido Aprista y el Partido Comunista. Y careció de una total reconocimiento de derechos debido a que aun no era posible el voto de la población analfabeta.
[2] Estas elecciones quedaron anuladas, debido al golpe de estado por las fuerzas armadas.